¿Celebrar o no? La criptomoneda venezolana está de aniversario

Son tres años y contra todo pronóstico, con más bajas que altas, ha sobrevivido el Petro. Recordaremos que esta moneda digital fue creada originalmente, atendiendo a una idea del ya fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, quien habría manifestado la necesidad de poseer una moneda fuerte, cuyo respaldo fuesen las materias primas. Para ese momento, los abundantes recursos naturales de Venezuela permitieron diseñar y desarrollar un criptoactivo poco convencional.

Y muy por el contrario de las criptomonedas, cuyo soporte principal es la confianza de los inversionistas en ese criptoactivo, la base material del Petro es el campo No. 1 del Bloque Ayacucho de la faja petrolífera del Orinoco, el reservorio de hidrocarburos catalogado como el más grande del planeta y que se encuentra localizado en el oriente de Venezuela.

Muchos han sido los intentos del gobierno de Venezuela, ahora con Nicolás Maduro al frente, por hacer calar este criptoactivo dentro de la población e inversionistas, quienes no terminan de convencerse. Ha llegado hasta las temerarias e inocuas políticas de hacer de este la base para el cálculo de diversos emolumentos de índole fiscal y financiero. Además, fue llevado a la categoría de unidad de cuenta obligatoria en la información contable venezolana, contraviniendo los principios universales de contabilidad aplicada y que rige para los países que han suscrito tratados en la materia.

El Petro no termina de convencer

No obstante los múltiples esfuerzo que han realizado los funcionarios venezolanos por imponer el empleo de esta criptomoneda de manera regular para que en algún momento pueda competir con otras monedas similares, hasta ahora solo sirve para pagar gasolina y enviar remesas. Otra de las razones que llevaron a la aparición del Petro en el escenario financiero de la nación sudamericana fue la supuesta utilidad de tal criptoactivo para llevar a cabo pagos a proveedores internacionales ante la

escasez de divisas. De igual manera, también se justificó su empleo para realizar “transacciones de forma segura y así evitar bloqueos y embargos”. La supuesta lucha contra la llamada “guerra económica”, que pregonaba la administración Maduro, fue otra de las excusas; así como la de conseguir nuevos recursos para el país. La respuesta del gobierno de Estados Unidos no se hizo esperar. Al mes de su lanzamiento, el gobierno de Donald Trump prohibió toda negociación con la criptomoneda.

Pero tres años después cabe la siguiente interrogante: ¿Ha cumplido el Petro con las premisas que le dieron origen? La respuesta es que ello no ha sido así. Por el contrario, la criptomoneda ha traído más malestar y dolores de cabeza que beneficios. Así que otras de las medidas que ha decretado la administración de Maduro para tratar de fomentar el uso del token es convertir a la criptomoneda en la unidad de cambio habitual para las transacciones en el sector agroalimentario”.

Lamentablemente la confianza, que es el principal respaldo de los criptoactivos, se ha perdido y no resulta posible recuperarla en el corto tiempo. Ese es, sin duda alguna, uno de los principales fracasos que ha tenido el Petro durante sus 36 meses de existencia. Así que nada que celebrar. Demasiadas medidas, y el Petro aún no termina de calar…

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